jueves, 20 de noviembre de 2008

Los delirios del poder



El poder y el delirio es su libro número 24, "aunque parece el primero, por el entusiasmo que tiene", dicen quienes trabajan con él.
Ensayista e historiador, el mexicano Enrique Krauze es una de las voces más autorizadas para entender y explicar América Latina. Trabajó de cerca con el premio Nobel Octavio Paz en las páginas de Vuelta, revista cuyo espíritu de debate procura mantener vivo en Letras Libres, que fundó hace siete años. Ha publicado una vasta obra ensayística en la que destacan, entre otros, Caudillos culturales en la revolución mexicana (1976), Por una democracia sin adjetivos (1986), Siglo de caudillos (1993), Tarea política (2000), Travesía liberal (2003), La presencia del pa sado (2005) y Retratos personales (2007).
Desde que emprendió la tarea de escribir El poder y el delirio, Krauze convirtió Venezuela en su principal fuente de interés. Siguió primero el proceso del referéndum de diciembre de 2007 y se enganchó luego en el estudio profundo de un país que no siempre fue delirio.
Mientras Krauze habla, una sensación de naufragio anega la conversación. "La hazaña de Betancourt y la de otros hombres que le acompañaron caló en la sociedad venezolana", dice al hablar de una democracia construida. "Chávez es un comunicador excepcional, toca a la gente y comunica, todo eso es verdad pero creo que un sector importante de los venezolanos sabe que la lección principal de la política en todos los tiempos es que la concentración de poder absoluto en manos de una persona tiende invariablemente a la destrucción. Si hay una lección política de la historia, es la necesidad de poner límites. Ocurrió con las monarquías, que por siglos fueron divinas y terminaron por ser constitucionales y hasta finalmente llegar al artificio. Esta especie de restauración monárquica es una anomalía financiada por el petróleo en América Latina".
Krauze hace una pausa. "Más que en los precios del petróleo, confío en que crezca la conciencia de que un país no puede poner su destino en manos de una persona".
Siete Días (en El Nacional, Caracas, 26.10.08)

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