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lunes, 24 de noviembre de 2008



Enrique Krauze conversa sobre "El poder y el delirio" con Marisa Iglesias. Milenio TV, 23 de noviembre.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Los caudillos surgen cuando se descuidan las democracias

EntrevistaconCurzio.mp3 -

Entrevista de Enrique Krauze con Leonardo Curzio, en el programa Enfoque Matutino.

Leonardo Curzio (Enfoque matutino, 19.11.08)

Chávez quiere convertirse en el Stalin de Fidel Castro

México.- El sueño del presidente Hugo Chávez es convertirse en el equivalente de Stalin pero respecto al régimen cubano de Fidel Castro, afirmó hoy el historiador mexicano Enrique Krauze, autor de El poder y el delirio

"Él no usa la palabra padre para referirse a Castro de manera simplemente sentimental, está buscando quedarse con ese capital histórico-ideológico", apuntó Krauze, cuyo último trabajo analiza la figura de Chávez en el contexto de la historia, informó Efe. 

Algunas de las "desmesuras" del mandatario venezolano -añadió- son contempladas con reservas por el revolucionario cubano, ahora apartado del poder tras casi medio siglo como máxima figura de la isla caribeña. 

Castro, "un político maquiavélico" según Krauze, podría temer que las acciones del venezolano -"un volcán de emotividad, de ambición, de resentimiento" que "está siempre escalando sus apuestas"- lleven a un levantamiento militar o a una guerra civil, según Krauze. 

Para Chávez, "nada sería mejor que revivir la crisis de los misiles del año 62 y ser él el nuevo 'Ché' o el nuevo Fidel que siga desafiando a los yanquis", apuntó el historiador. 

El envejecimiento de Fidel le otorga al ex militar venezolano mayor margen de actuación para extender su impronta sobre América Latina, agregó Krauze, que calificó a los países en la órbita de Chávez de "virreinatos". 

La llegada al poder del estadounidense Barack Obama, en principio partidario de una mejor relación entre su país y Cuba, podría cambiar la ecuación, afirmó el experto. 

De igual manera, la reducción de los precios del petróleo también podría derivar en una limitación de los movimientos para el "sueño imperial" de Chávez, "un héroe que sabe muy bien que no es un héroe". 

Krauze preparó El poder y el delirio en Venezuela, donde conversó con partidarios "chavistas", algunos de ellos de su entorno cercano. 

Tras avisar de que el libro se publicaría en Caracas, Krauze recibió "algún correo electrónico" del ministro de Información venezolano, Andrés Izarra, con "términos impropios", ante la crítica contenida en el ensayo. 

"Me confirma que la tolerancia a la crítica no es una de las virtudes del régimen chavista", dijo el historiador, quien reconoce, no obstante, la "vocación social" de Chávez -aunque de forma discrecional- para con sectores excluidos durante mucho tiempo en Venezuela. 

El académico admite que el gobernante no es un hombre "cruel" o "sanguinario", pese a las "feroces" campañas de propaganda contra la oposición política llevadas a cabo en el país, y que ha mostrado "realismo" en "momentos límites". 

"Acotado por una gestión diplomática nueva de Obama, por la realidad del mercado y los precios del petróleo, y por el avance de la oposición", el régimen podría tomar otros derroteros, apuntó el historiador. 

Sin embargo, Krauze quedó a la expectativa de lo que suceda tras las elecciones regionales y municipales en Venezuela, el próximo día 23, tras la amenaza de Chávez de sacar los tanques a la calle si en algunos lugares triunfa un candidato de la oposición.

El Universal (Caracas, 18.11.08) 

Chávez ejerce un tipo de dominación latente

México, 18 Nov (Notimex).- Concebido como una tentativa de "inocular" a México contra el "virus pernicioso del poder carismático o autoritario", el historiador Enrique Krauze dice acerca de su más reciente libro El poder y el delirio: - Es un alegato para advertir que las democracias no sólo se cuidan, sino también se defienden y se protegen.

Franco, abierto, contundente, el escritor y ensayista afirma en entrevista con Notimex: en México no estamos para perder nuestra democracia. Aunque, abunda, hay visos de que esto puede ocurrir si los partidos políticos no se modernizan, y si la clase política en general evita pensar más en la ciudadanía y en ofrecer resultados concretos

Para el autor de la serie Biografías del poder, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez -principal protagonista de su obra- es un hombre cuyo radio de acción no se limita a su país sino a toda la región, y representa un tipo de dominación, con una gran carga de ideología y manipulación histórica, que está latente en muchos países.

Padeciendo aún los estragos de un viaje de más de 11 horas que lo trajo de regreso de España, en donde acudió a las actividades conmemorativas por los siete años de la edición española de la revista Letras Libres, Krauze no deja de mostrar su entusiasmo ante la aparición de su nuevo libro. El poder y el delirio nació en diciembre del año pasado, días después de que los venezolanos fueron a las urnas y rechazaron la reforma a la Constitución propuesta por Chávez, que le permitiría perpetuarse en el poder. A pesar de que Krauze solicitó en dos ocasiones hablar con Chávez, éste se negó.

-Doctor Krauze, más allá de los lazos de amistad que lo unen con Venezuela, ¨qué es lo que hace que un historiador como usted se interese en una figura como Chávez?
-Siempre me han interesado las figuras del poder. No para admirarlas ni para destrozarlas, sino para analizarlas. A fin de desentrañar ese misterio, el misterio del poder. Cómo no interesarme en este personaje que es el más importante de la corriente del poder carismático en América Latina. Chávez es el hombre fuerte que apela a la historia, a las tradiciones, que moviliza a las masas, y que deja atrás las instituciones insípidas de la democracia. El estudio, primero; la documentación y finalmente la crítica de ese poder carismático y autoritario fue lo que me llevó a acercarme a este fenómeno. Personaje que además tiene el atractivo adicional de su complejidad, porque no es un Tirano Banderas (título de la novela de Ramón María del Valle Inclán), cualquiera ni un dictador típico, sino que tiene la particularidad de haber sido electo por una mayoría, a pesar de que la tendencia de su régimen es la concentración total del poder.


- No obstante haber sido electo por una mayoría, y de iniciar su segundo periodo de gobierno en enero del año pasado, 11 meses después la gente le dijo No a su propuesta de reforma constitucional, ¨qué es lo que ocurre con este tipo de liderazgos?
- Lo que sucedió el pasado 2 de diciembre fue más un problema de abstención, los que dijeron No, fueron los mismos que se lo habían dicho siempre; los adversarios no aumentaron, es un hombre tremendamente popular. Los que aumentaron fueron los chavistas que se abstuvieron, quienes se pronunciaron, con su decisión, por poner un límite, y con ello ejercieron la esencia de la democracia, la constante vigilancia del poder. Esa noción de limitar el poder es central en la democracia liberal y es aquello que los venezolanos institiva y racionalmente percibieron, entendieron y llevaron a la práctica. Si el próximo 23 de noviembre vuelven a hacerlo, eligiendo a algunos alcaldes y gobernadores de la oposición, habrán dado un paso más en ponerle cotos al poder absoluto, casi monárquico al que tiende Chávez.


- Chávez es un político con un liderazgo que utiliza las herramientas de la fe para perpetuarse en el poder, ¨esto lo hace más peligroso?
- La fe popular, la historia la utiliza con el único objeto de perpetuarse en el poder, porque uno no necesita del poder absoluto para encabezar un régimen con vocación social. Ahí está el ejemplo de Lázaro Cárdenas, que repartió 17 millones de hectáreas y nacionalizó el petróleo, y también está el caso de Luiz Inacio Lula Da Silva. Ambos no necesitaron hacer uso de las mitologías históricas ni decir que si Cristo volviera a existir votaría por Chávez. Chávez hace uso de la religión y de la historia para desvirtuarlas, adulterarlas y ponerlas al servicio de su propio proyecto, y ese uso de la historia y de la fe de las masas para manipularlas pertenece a la tradición fascista.
El socialismo del siglo XXI que tanto vocea en realidad nunca lo ha sabido definir con toda claridad, y si ese socialismo es confiar en que las comunas sean los motores de la economía, de la justicia social y del gobierno, se trata de un proyecto que en su momento demostró su inviabilidad en casos como en China.


- En el libro usted plantea un escenario económico desastroso en Venezuela, con indicadores en rubros como la inversión extranjera realmente alarmantes, ¨qué es lo que ocurre en la gente que a pesar de esto sigue votando por este tipo de líderes?
- Nuestra cultura política todavía es muy mágica, cuentan mucho las buenas intenciones. A la gente todavía le importa mucho medir a las personas por sus buenas intenciones, por lo que percibe como su sinceridad, bondad, su disposición y su sensibilidad, y Chávez tiene esa vocación social.
Yo no creo que Chávez sea un cínico, mucho menos un payaso o un bufón, creo que está sinceramente imbuido de una vocación de ayudar a los pobres, sin embargo todas las malas noticias que le lleguen sobre cómo se instrumentan sus programas no quiere escucharlas, porque para él hay algo más importante, su voluntad personal. Se trata de un narcisismo del poder. En nuestros países todavía se percibe al gobernante como dueño del poder, el poder se enajena, no se da como un mandato revocable, sino que se le otorga al gobernante para que se adueñe del poder.


- ¨En los jóvenes está el germen de esa cultura crítica que sale a las calles y que le dice No a Chávez, y que pide que se le acote el poder?
- Exactamente. La libertad sólo se aprecia cuando se pierde; como el aire, mientras no se pierde no se piensa en él. En Venezuela los jóvenes estaban dejando de respirar, sabían que iban a acabar sus oportunidad, sus posibilidades, su independencia misma, y además que la mayoría iban a ser ya empleados del gobierno con lo que eso significa, de acotamiento de sus perspectivas y por ello salieron a las calles, porque Chávez les estaba robando su futuro.


- Parafraseando a Hugh Thomas (historiador hispanista), ¨después de este libro pudo conocer más México?
- Sí. Me di cuenta de la importancia de la estructura del Estado en México, y de la iglesia, como dos entidades mucho más fuertes y el resultado de esa fortaleza de lo político y lo teológico comparado con Venezuela es una especie de llanura en donde no ha habido tanto Estado ni iglesia, como caudillos, dictadores y violencia. También aprendí a ver cómo se suicida una democracia. Eso fue lo que más me llamó la atención, porque desde Platón y Aristóteles está documentado que en la cuna misma en Grecia, los Estados-ciudad democráticos dejaban de serlo. La democracia se perdía y se ganaba cada rato. Cuando el mundo moderno readopta la democracia también se pierde la democracia. La democracia alemana se perdió de la manos de Hitler después de una elección, igual ha ocurrido con otras democracias; la democracia liberal venezolana también naufragó por obra de las élites.


- En todo el libro permea una idea clave que relaciona el liberalismo con el socialismo ¨cómo conciliar una con otra?
- Adopté como abuelo intelectual a Daniel Cosío Villegas y él era un liberal con sensibilidad social. Escribí su biografía. Me impregné de ese liberalismo. Mi abuelo Saúl, por la vía paterna, era un sastre socialista. Con esos dos antecedentes, siempre he creído que ambos se deben vincular. Sin embargo, en México lo que llamamos izquierda, académica, cultural, intelectual, en términos generales le ha dado la espalda al liberalismo. Que ponga en entredicho el liberalismo económico me parece muy bien, pero inexplicablemente se la dio, por ejemplo a Octavio Paz; la izquierda sigue teniendo mitologías estatistas; sigue desconfiando de la libertad del mercado mismo, el cual no endioso pero tampoco lo veo como la fuente de prescindible egoísmo humano.
Esa izquierda no es tolerante, no acepta la crítica, ni la diversidad ni la pluralidad, no es liberal. Es más desprecia lo liberal; es más para esa izquierda los liberales somos sus enemigos. Mientras se mantenga la cultura del insulto, el socialismo mexicano o la izquierda, permanecerá de espaldas a la generosa tradición liberal.

Notimex (19.11.08)

martes, 18 de noviembre de 2008

Chávez representa el abuso de la historia para fines de poder


El poder y el delirio, es tu libro más reciente y en la foto veo a Hugo Chávez.
Bueno, y además con un gesto típico, que es el del caudillo carismático, saludando a las masas con un eco de cómo saludaban otros caudillos carismáticos a las masas en el Siglo XX.

Sobre todo, que recuerda a Alemania, Italia y España.
Sí, porque yo creo que la crítica central, después de haberlo estudiado con detenimiento, tanto en términos históricos, biográficos y políticos, y echando mano de diversos instrumentos, digamos, la crónica, el reportaje, la entrevista, el análisis de teoría política; lo que yo quiero introducir aquí es la crítica al poder concentrado en una persona, el poder carismático, que es, digamos, una de las esencias del fascismo, el abuso de la historia para fines de concentración de poder

Básicamente Hugo Chávez se apoya en Benito Juárez, en Bolívar, incluso en la mesa del Gabinete hay una silla vacía.

Eso se dice, es una leyenda. Parece que tuviera un contacto directo como espiritista con Bolívar.


Lo ha dicho, él es su representante en el siglo XXI, el nuevo Bolívar.

El uso de la historia consiste en cosas como ésta. Bolívar era un ilustrado del Siglo XVIII, un republicano, un hombre que luchaba por la libertad y su idea era una federación de Repúblicas.Hugo Chávez toma y saca de contexto declaraciones, palabras de ese gran escritor, que además de todo fue Bolívar. Por ejemplo, cuando Bolívar habla de lo lamentable que es el "espíritu de partidos", decir esto a principios del Siglo XIX, significaba que había mucho encono entre las personas. Chávez lo que dice es: "Ya ven ustedes, los partidos políticos de Venezuela no deben de existir, porque ya lo decía Bolívar".Cuando Bolívar vivió y murió, ya la idea estaba en el aire. Entonces, eso es hoy un abuso. El uso de la religión, el uso de la fe popular, el uso de las más entrañables creencias de la gente, el uso del gran héroe, que es Bolívar, el uso de todo eso ¿para qué? Bueno, para la concentración del poder.También yo en mi libro entrevisté a muchos chavistas de alto nivel, ministros, ex ministros, intelectuales, académicos, es un libro que es un libro ponderado, crítico, pero es un libro respetuoso; yo no lo considero un bufón, yo creo que es una persona que hay que tomar muy enserio.

Hubo un escenario que le permitió no sólo llegar sino hacer todo lo que ha hecho y ese escenario se puede ver en dos tiempos, tú hablas de uno que es el suicidio de la democracia pero también el respaldo de una mayoría que atravesaba un momento parecido al de la Alemania de la posguerra, de como la dejaron hecha pedazos los Tratados de Versalles, de la España republicana de la crisis económica, de la Italia de la pobreza que dieron paso a Hitler, a Franco y a Mussolini.

Absolutamente, las dos cosas que dicen fueron exactamente así, en Venezuela se había construido un orden democrático bastante milagroso y muy meritorio.En 1959 este país tiene un pacto, como el Pacto de la Monclova 18 años antes del español, has de cuenta la precisión mexicana contra el partido de izquierda, de centro, la transición democrática mexicana del año 2000 es un Venezuela en el 59.Y se construyeron muchas cosas políticas, progreso económico y social, pero la segunda generación no supo mantener y cuidar a la democracia, hay tienes a un país que no sabe cuidar a su democracia.¿Qué es lo que ocurrió?, que los empresarios siempre viendo en su corto plazo y en sus propios intereses privadísimos, los medios, los sindicatos, los intelectuales, ya no se diga la clase política, todos dejaron que se desprestigiara, que se pudriera la vida política, de corrupción, de cinismo, de incredulidad, de injusticia, y de desatención a las mayorías más desvalidas.Cuando cae el precio del petróleo en esa época de los 80, viene una represión de parte del gobierno, vienen esas actitudes que te digo de las élites rectoras de Venezuela y la democracia venezolana se suicida.Por otro lado, en efecto, era tal la desatención que llevaban algunos años con respecto a las mayorías más necesitadas, que cuando surge el militar justiciero, adquiere una popularidad extraordinaria y llega por la vía democrática.Ahora bien, habiendo llegado por la vía democrática creo que la ha ido minando.Y lo más grave de los que ocurre, ahí están esas dos secciones que tú examinaste, primero que hay que cuidar a la democracia porque las democracias se mueren y a veces se suicidan.En segundo lugar, hay que cuidar, también, siempre de tener sensibilidad y vocación social y dar resultados, resultados en la educación, en salubridad, en salud, en bienestar, porque si no, a los países les ocurre lo que ocurrió en Venezuela y en esos otros casos que tú mencionas.Ahora, aceptando eso, hay que examinar que ha ocurrido en estos 10 años de gobierno de Chávez...

Perdón, las crisis económicas son las que han dado pie a los grandes dictadores.
Creo que es un libreto histórico e irrefutable.

¿Qué ha pasado ahí en los diez años?
Hay una oferta social, pero hay una oferta social de educación, de salubridad, y hay una vocación social que es la que le ha permitido a Chávez seguir en el poder y tener, todavía, los millones de venezolanos que creen en él, porque tiene una genuina vocación social, eso no puede negársele, no tendría sentido, sería una mentira negárselo.Pero, ¿cuál ha sido el resultado práctico de eso? Mucho menor que el que él vocea, pero sobre todo hecho con corrupción, con ineficiencia, con improductividad.Y, digamos, que a través de un proceso de concentración de poder en manos del presidente que ni siquiera en los años cumbre de la presidencia imperial mexicana o como se le quiera llamar, de la dictadura perfecta, nunca hubo, es decir, es verdad que López Portillo firmó en, no sé cuantos, millones y millones de dólares por segundo de deuda, creo que llegó hasta 82, de 26 con Echeverría hasta 82, este poder de su firma sí lo tenía pero la mayor privatización de los últimos tiempos es la que hizo Hugo Chávez al despedir a 22 mil empleados de PDVSA y quedarse con ellos.Es el dueño, digamos, no para los efectos de su persona, pero es el dueño de PDVSA en cuanto a que usa de manera absolutamente discrecional los ingresos, no tiene oposición en el legislativo ni en el judicial, tiene un dominio bastante fuerte de los medios masivos, aunque no total, ahí está la prensa todavía, el radio, alguna estación de televisión.Esa concentración de poder en manos de un solo hombre es el resultado de los que dijimos antes pero es en detrimento directo de la democracia.

"El poder y el delirio" que se está presentando continentalmente ¿No?
Pues mira, yo he decidí no ir a Caracas estos días por ningún motivo salvo, creo que en cualquier caso, cualquier gobierno vería con reservas a unas personas, no de la nacionalidad de ese gobierno o de ese país.Entonces yo creo que mi presencia es a través del libro, ya iré inmediatamente después de las elecciones de este 23 de noviembre, hay elecciones para alcaldes y para gobernadores.Acuérdate que dijo que si se pierde alguna de las gubernaturas importantes va a mandar al ejército, esa frase no me pareció muy democrática Se presenta, también, en otras capitales y en España, tengo fe de que esto sea contribución a la consolidación de la democracia en América Latina que por primera vez en 200 años coincidimos en tener tantos países ejerciendo la democracia liberal, pero hay que defenderla, hay que cuidarla, en México también.

El poder y el delirio de Enrique Krauze, una historia que bien pudiera repetirse como se ha repetido en el pasado, en el futuro.


Joaquín López Dóriga (en Grupo Fórmula, 18.11.08)

"El modelo de Chávez no podrá contagiar el continente"




Ya no resulta una novedad que historiadores y ensayistas como Enrique Krauze posen su mirada sobre el fenómeno político venezolano y lo analicen a la luz de sus ideologías, de sus enfoques personales o de la pasión política. Muchos lo han hecho y lo siguen haciendo, algunos, incluso, por encargo.
El mexicano Krauze, quien no necesita presentación (director de Letras Libres, autor de obras fundamentales para la comprensión de la historia de su país y vinculado a Octavio Paz hasta su muerte, lo hace en su libro El Poder y el Delirio (editorial Alfa), bajo una perspectiva, como él mismo lo advierte "democrática y liberal".
En clave de la "historia del presente" y a través de una enjundiosa tarea de rastreo, investigación "in situ" y acumulación de todo tipo de testimonios, donde no escasea la voz del chavismo, Krauze se adentra en la jungla política nacional para ofrecernos una visión cuidadosamente desapasionada, pero comprometida con la salida que en 1989 definiera Octavio Paz: "..la reconciliación de las dos grandes tradiciones políticas de nuestro tiempo: el liberalismo y el socialismo". Una reconciliación que en el caso de Chávez, según Krauze, se convierte en divorcio.
-Afirma usted en el libro que Chávez no pertenece a la genealogía marxista ni socialista, sino a la fascista, a la cual se adscribe, aún sin haberla leído, bajo doctrina de Thomas Carlyle, gran legitimador del poder carismático en el siglo XX que Chávez representa "como ningún otro líder mundial, hasta ahora, en el siglo XXI". ¿No le otorga usted a Chávez y a su poder de convocatoria unas dimensiones exageradas?
-Desgraciadamente no, pero tampoco lo estoy encomiando. Hasta ahora todos creíamos que el siglo XX se había purgado a sí mismo, (luego de Mussolini, Hitler, Mao, Stalin), de todos esos rasgos comunes al nazismo y al comunismo, entre ellos el culto a la personalidad. Esto último más pronunciado en el fascismo porque éste concibe la historia como labrada por los héroes, aquellos por los cuales los demás deben sentir apego, obediencia y veneración. Es el caso de Venezuela, donde millones de personas, por fortuna no todas, están en esa situación que, además, él (Chávez) está propiciando en otras partes. El culto al hombre fuerte, que debe decidirlo todo, está en él, al igual que en su padre (simbólico), Fidel Castro.
-¿Tiene Chávez tanto poder como para inducir el renacimiento del fascismo y contagiar al resto del continente?
-No lo tiene. Tenía el arma poderosísima del petróleo, ahora disminuida. Dispone, sí, del poder ideológico, aunque está por verse, el próximo domingo, qué tan grande es en este momento. Ahora, voluntad de poder no le falta. Sólo que América Latina ha dado avances sustanciales en su modernización democrática y en la imposición de límites al poder. Si no lo pudo hacer Castro, con la fuerza mitológica de la revolución, no creo que logre alcanzarlo Chávez.
-¿Cataloga usted a Castro, entonces, como un ejemplo de fascismo?
-El castrismo es un facismo de izquierda, una suerte de franquismo de izquierda. Todos se parecen mucho, pero no se puede negar que Castro es un teórico. Ha trabajado los textos marxistas y ha tratado de aplicarlos con una receta parecida a la soviética, bajo la forma leninista: todo el poder concentrado en él. En el libro traigo a colación la crítica que Plejánov (uno de los autores favoritos de Chávez) hacía de Lenin y que es perfectamente aplicable a Castro y a Chávez: la concentración de poder en una persona.
-Cita usted a Marx ("18 Brumario de Luis Napoleón Bonaparte"), quien en esa obra condena el despotismo de Napoleón III. Pero, ¿no es precisamente la concepción marxista del poder la que conduce a una de las formas clásicas del totalitarismo?
-Hay una polémica, dentro de la tradición marxista, sobre si en las nociones de Marx ya estaba incubada la dictadura leninista, la concepción totalitaria. Según Bakunin (para muchos padre del anarquismo), sí estaba, pero para críticos como Plejánov, o incluso, Trostki, no estaba.
-¿No ha demostrado la historia todo lo contrario?
-Sí, en ambos casos, fascismo y comunismo. Pero dado que Chávez esgrime el socialismo del siglo XXI y cita a Plejánov como uno de sus autores de cabecera, yo me limito a señalar la crítica de este autor y de otros (incluso Marx), a la concentración de poder. Ellos son precursores, profetas, de lo que ocurriría en el siglo XX. Ahora, el mayor profeta es Carlyle, sólo que éste aplaude lo que acertadamente vislumbró, mientras los otros lo critican. El hubiera visto los totalitarismos con muy buenos ojos.
-Toda forma totalitaria de poder se involucra en la liquidación de la democracia, aun cuando dictadores como Hitler llegaron al poder gracias a elecciones...
-Sí, pero cuando llegan al poder, inmediatamente licuan a la democracia.
-Chávez tiene diez años gobernando y todavía debe enfrentar elecciones. Elecciones, incluso, que pierde.
-Sin embargo, no es algo que le guste. El ha estado luchando contra esa institución. Todavía no le he escuchado un elogio a la democracia. Si la democracia es el gobierno de las mayorías con respeto a las minorías, efectivamente él no respeta a las minorías.
-Pero no ha podido destruir la democracia.
-No ha podido. No sé si lo logre. Ojalá no. Pero no ha podido porque, por un lado, no ha tenido necesidad de hacerlo por la fuerza de su poder carismático y su oferta petrolera. Y por el otro porque los elementos auténticos de vocación social de su programa le han acarreado las mayorías. Pero la democracia es mucho más que elecciones.
-¿No resulta una aberración apelar a la gente, en elecciones, para que vote por la supresión de sus derechos y consagre, como se intentó, la permanencia perpetua de alguien en el poder?
-El primero que usó eso, plebiscitariamente, fue Luis Napolén III. Luego Marx lo denunció.
-A la luz de esas reflexiones, ¿tiene su proyecto posibilidades de sobrevivir?
-Todo depende de la caída del precio del petróleo, de lo que ocurra el próximo domingo y del ímpetu democrático de un importantísimo sector de venezolanos. Pero no es una locura pensar que el factor Obama va a contar porque debe haber un cambio en las relaciones con Cuba. Eso va distender el ambiente. De manera que esos factores pueden radicalizar a un hombre cada vez más desesperado, dispuesto a abolir las formas de la vida democrática. Pero quiero creer que aunque este proceso tarde, quizás tenga un desenlace pacífico en el 2013, con la salida de Chávez al finalizar su período de gobierno. Uno desearía que los gobiernos que vengan, mantengan la vocación social chavista, sin renunciar a la democracia y liberando a los venezolanos de ese odio terrible que he percibido en mis visitas.

Roberto Giusti (en El Universal, Caracas, 18.11.08)

lunes, 17 de noviembre de 2008

Deseos no preñan

“Hugo Chávez es una especie de tele-evangelista con un proyecto político regresivo y altamente peligroso para América Latina que pretende convertirse en el héroe prototípico del siglo XXI”. Enrique Krauze, historiador mexicano.
Rafael Marrón González (Correo del Caroní, en Ciudada Guayana, 16.11.08)

domingo, 16 de noviembre de 2008

Entrevista con Mario Vargas Llosa

Sevilla. Entrevista con Mario Vargas Llosa, 16 de noviembre de 2008.

Alejandro Luque: Hablemos de usted. Recuerdo que José Donoso le retrataba en un libro como un escritor compulsivo, un verdadero grafómano. ¿Qué hace cuando no escribe?

Mario Vargas Llosa: Bueno, leo. En este momento estoy leyendo un libro que acaba de salir de un historiador mexicano, Enrique Krauze, sobre un personaje que ahora está jugando un papel importantísimo en América Latina como es el comandante Chavez, el presidente de Venezuela. Se titula El poder y el delirio.

Alejandro Luque (El correo de Andalucía, 16.11.08)