La ofensiva presidencial comenzó a principios de octubre, en medio de denuncias de un presunto plan de magnicidio efectuadas por el PSUV, en las que Chávez ha involucrado alternativamente a los gobernadores opositores. Por esa época advirtió que no enviaría recursos de la renta petrolera a aquellos Estados donde triunfara "la contrarrevolución", ya que el dinero podría ser empleado en conspiraciones para derrocarlo.
A dos semanas de las elecciones, los efectos de esta confrontación ya comienzan a sentirse. Aunque las encuestas reflejan que los insultos de Chávez han fortalecido a sus adversarios en Estados tradicionalmente opositores como Zulia y Nueva Esparta, también muestran que este discurso comienza a surtir efectos favorables al oficialismo en sectores donde el chavismo se había atomizado. Según el analista Luis Vicente León, director de la firma encuestadora Datanálisis, el presidente Chávez ha escogido la estrategia de dividir el país para convertir las elecciones regionales en una suerte de plebiscito en el que se juega su permanencia en el poder, para apelar a la unidad de la disidencia. "Rosales representa a la oposición en genérico y al atacar a Martínez le dice a los chavistas que no se confundan, que votar por los disidentes es votar contra Chávez. El impacto que ha logrado con esto es malo en Zulia y en Sucre, por ejemplo. Pero en otros Estados como Táchira, Mérida, Miranda, Cojedes, Guárico y Barinas ha logrado acortar la distancia a favor de sus candidatos".
Maye Primera (El País, 12.11.08)
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