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martes, 6 de enero de 2009

El otro pueblo venezolano

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - La prensa nacional cubana, controlada y dirigida por el Partido Comunista, ha repetido por estos días en destacados titulares que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, saldrá a defender al pueblo, pero no dice que saldrá a defenderlo de ese otro pueblo venezolano -prácticamete la mitad del total de habitantes con que cuenta el país- que de forma honesta y valiente ha demostrado su inconformidad ante esa especie de comunismo del siglo XXI que pregona el mandatario bolivariano.

Casi la mitad de la población venezolano no es chavista. Aún así, para Chávez sólo cuentan sus seguidores. Algo muy similar ha ocurrido a los anti castristas en nuestro país, los que, en vez de formar parte de otros partidos políticos, como ocurre en Venezuela, se han visto precisados a emigrar, porque jamás se ha han permitido otras opciones. Aunque las noticias sobre lo que ocurre en Venezuela no aparecen de forma transparente en la prensa de los hermanos Castro, leyendo entre líneas, cualquiera se percata de la caótica situación política que sufre este pueblo, en su empeño por crear zonas libres del comunismo chavista.
La importancia de los seis estados donde los candidatos opositores ganaron las gobernaciones demuestra a las claras en qué consisten las desventajas de Chávez. Miranda, Zulia, Nueva Esparta, Carabobo, Táchira y una gran parte de Caracas son las regiones más ricas del país, con un gran desarrollo urbano, importantes universidades y además, una gran población indígena.
Tres de esos estados, Nueva Esparta, Carabobo y Táchira, se destacan no sólo por el comportamiento heroico que asumieron sus pobladores durante las luchas por la independencia, sino también por su gran actividad industrial, una agricultura de alta tecnificación e importantes empresas de textiles, cemento, alimentos y manufacturas metal mecánicas.
Aunque todavía una gran parte de los venezolanos acude democráticamente a las urnas, una dictadura al estilo cubano está implícita en las amenazas de Chávez: “Sólo les digo que no me voy a quedar con los brazos cruzados y voy a salir a defender al pueblo “. Clásica expresión de los dictadores ante sus contrarios.
Tiene razón el célebre escritor e historiador mexicano Enrique Krauze, autor de El poder y el delirio, cuando al analizar la figura de Hugo Chávez, dijo: ¨ El sueño del presidente venezolano es convertirse en el equivalente de Stalin ¨.
Tania Díaz Castro (Cubanet, 2.Ene.09)

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Chávez quiere convertirse en el Stalin de Fidel Castro

México.- El sueño del presidente Hugo Chávez es convertirse en el equivalente de Stalin pero respecto al régimen cubano de Fidel Castro, afirmó hoy el historiador mexicano Enrique Krauze, autor de El poder y el delirio

"Él no usa la palabra padre para referirse a Castro de manera simplemente sentimental, está buscando quedarse con ese capital histórico-ideológico", apuntó Krauze, cuyo último trabajo analiza la figura de Chávez en el contexto de la historia, informó Efe. 

Algunas de las "desmesuras" del mandatario venezolano -añadió- son contempladas con reservas por el revolucionario cubano, ahora apartado del poder tras casi medio siglo como máxima figura de la isla caribeña. 

Castro, "un político maquiavélico" según Krauze, podría temer que las acciones del venezolano -"un volcán de emotividad, de ambición, de resentimiento" que "está siempre escalando sus apuestas"- lleven a un levantamiento militar o a una guerra civil, según Krauze. 

Para Chávez, "nada sería mejor que revivir la crisis de los misiles del año 62 y ser él el nuevo 'Ché' o el nuevo Fidel que siga desafiando a los yanquis", apuntó el historiador. 

El envejecimiento de Fidel le otorga al ex militar venezolano mayor margen de actuación para extender su impronta sobre América Latina, agregó Krauze, que calificó a los países en la órbita de Chávez de "virreinatos". 

La llegada al poder del estadounidense Barack Obama, en principio partidario de una mejor relación entre su país y Cuba, podría cambiar la ecuación, afirmó el experto. 

De igual manera, la reducción de los precios del petróleo también podría derivar en una limitación de los movimientos para el "sueño imperial" de Chávez, "un héroe que sabe muy bien que no es un héroe". 

Krauze preparó El poder y el delirio en Venezuela, donde conversó con partidarios "chavistas", algunos de ellos de su entorno cercano. 

Tras avisar de que el libro se publicaría en Caracas, Krauze recibió "algún correo electrónico" del ministro de Información venezolano, Andrés Izarra, con "términos impropios", ante la crítica contenida en el ensayo. 

"Me confirma que la tolerancia a la crítica no es una de las virtudes del régimen chavista", dijo el historiador, quien reconoce, no obstante, la "vocación social" de Chávez -aunque de forma discrecional- para con sectores excluidos durante mucho tiempo en Venezuela. 

El académico admite que el gobernante no es un hombre "cruel" o "sanguinario", pese a las "feroces" campañas de propaganda contra la oposición política llevadas a cabo en el país, y que ha mostrado "realismo" en "momentos límites". 

"Acotado por una gestión diplomática nueva de Obama, por la realidad del mercado y los precios del petróleo, y por el avance de la oposición", el régimen podría tomar otros derroteros, apuntó el historiador. 

Sin embargo, Krauze quedó a la expectativa de lo que suceda tras las elecciones regionales y municipales en Venezuela, el próximo día 23, tras la amenaza de Chávez de sacar los tanques a la calle si en algunos lugares triunfa un candidato de la oposición.

El Universal (Caracas, 18.11.08) 

martes, 18 de noviembre de 2008

La creación de la Hugolatría



El historiador y ensayista Enrique Krauze afirma que México enfrenta graves problemas: una creciente criminalidad, la guerra contra el narcotráfico y la amenaza de que el crimen organizado llegue a las campañas electorales.
“Pero esta es la guerra que nos tocó por la creciente demanda de drogas (en el mundo) y porque el Estado mexicano, que hace décadas controlaba todo, (en la actualidad) es un Estado centrífugo en cuyos intersticios se ha colado el crimen”.
Considera que a dos años de la administración de Felipe Calderón, ha tenido un desempeño “responsable y discreto, mejor del que muchos esperaban”, donde no ha habido errores garrafales como con Vicente Fox.
Krauze, quien por más de cuatro décadas ha analizado la historia del país, expresa que no ve visos de ingobernabilidad.
Pero, en su opinión, resulta “increíble” que un problema de “eficiencia y de normas” haya cobrado la vida del secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, el “número dos” en el gobierno federal. “Le da a uno miedo, ¿en manos de quién estamos?”, reflexiona.
Enrique Krauze habla sobre su más reciente libro El poder y el delirio (Tusquets), un ensayo sobre Venezuela y su presidente Hugo Chávez, a quien considera un “venerador de héroes”.

¿Qué le llamó más la atención de Chávez?
Tiene la idea del gran hombre. Es un gran admirador de Simón Bolivar, de Ernesto El Che Guevara, de Fidel Castro, a quien llama padre. Pero en esa intoxicación hay siempre una voluntad de poder. La principal premisa del libro es que Chávez es ante todo un gran “hugólatra, ejerce la hugolatría”.

¿Qué representa Castro para Chávez?
Chávez quiere ser con respecto a Castro, lo que Stalin quiso ser con respecto a Lennin. Hay fotos de Stalin, con Lennin enfermo, tomando nota en una libreta. Es decir, Chávez está erigiéndose en el heredero de Castro. Según las conversaciones que tuve con sus ministros, su idea de Estado está basada en un poder central, fuertísimo, concentrado en su persona, donde la inmensa mayoría del pueblo obedece de manera casi voluntaria sus dictados. ¡Eso se llama totalitarismo!

¿Qué o quién ayudó a Chávez a construir su delirio en el poder?
Chávez ha utilizado a los medios para hacer culto a su personalidad y para gobernar. ¡Aparece cada vez que se le ocurre en cadena nacional! Dedica seis horas todos los domingos para hablar de cualquier cosa. Es una especie de tele-evangelista, un showman.

Krauze considera que Venezuela regresó a la Europa de los años 30 en donde los fascistas o comunistas dividían el mundo entre nosotros los buenos y los otros, traidores o pitiyanquis, como les dice Chávez.
Es odio sembrado en las propias familias, es lo peor, el odio genera odio, nunca se ha visto que del odio salga el árbol de la libertad o de la concordia.
¿Barack Obama puede cambiar el escenario en Venezuela?
Estamos frente a una oportunidad histórica. Es claro que Obama cambiará su relación con América Latina, primero con Cuba. Ya declaró que cerrará la base militar en Guatánamo, podría modificar el envío de remesas a la isla.
Krauze analiza que si Obama favorece el deshielo de las relaciones EU-Cuba, esto le cambiará la ecuación a Chávez.
No podrá hacer más bravatas contra quien es su principal comprador de petróleo. Una política más sensible de parte de Estados Unidos le quitaría armas ideológicas a Chávez.

¿Encontró paralelismos entre Chávez y algún político mexicano?
El político que más se le parecería —Andrés Manuel López Obrador— no tuvo que ver en la factura del libro. Me motivó el interés intrínseco en Venezuela debido a mi amistad entrañable con Alejandro Rossi, colaborador de Vuelta y amigo de Octavio Paz.

¿Qué lección debemos aprender de Venezuela?
Venezuela construyó por decenios una democracia sólida con alternancia en el poder, con libertades cívicas, con estado de derecho. Pero por la corrupción de sus políticos y la miopía de sus empresarios, la indiferencia de sus clases rectoras, esa democracia se perdió.
Krauze dice que le gustaría que este libro fuera leído en México como un manual de todo lo que no se debe hacer...
Alberto Morales (El Universal, México, 18.11.08)