En el Perú, por ejemplo, está teniendo lugar el proceso contra Fujimori, cubierto por todas las agencias periodísticas del mundo. En Argentina, Néstor Kirchner enfrenta una denuncia por corrupción, que se suma al enredo del maletín con dólares enviados por Chávez para financiar ilegalmente la elección de Cristina Fernández. Tales sucesos aquí son menores o pasan desapercibidos.
Lo de Venezuela, menos grave, pero tampoco satisfactorio. Aunque nos enteramos de los triunfos y derrotas electorales de Chávez, de sus andanzas como golpista y luego como víctima de su propio invento, y hasta de sus actitudes chabacanas, los colombianos sabemos poco de este coronel mesiánico y su gobierno, cuando deberíamos saber tanto como un venezolano del común conoce de Colombia.
Pues bien, ahora se da una oportunidad excelente de conocer en detalle el presente y los antecedentes de Chávez, con el libro El poder y el delirio, del historiador y ensayista mexicano, Enrique Krauze, que no vacilo en recomendar como un texto bien documentado y de obligada lectura. Mario Vargas Llosa y Carlos Alberto Montaner, han ponderado el trabajo de este escritor, que ya es conocido por obras como La trilogía histórica de México y La presencia del pasado, entre otros éxitos editoriales.
Aunque no es el primer libro biográfico de Chávez, pues antes se publicó Hugo Chávez sin uniforme , de los periodistas Alberto Barrera Tyszka y Cristina Marcano, sin duda un valioso documento que también recomiendo, el trabajo de Krauze es el primero que además se ocupa de examinar los alcances y precario futuro de la “Revolución Bolivariana” que ha dividido severamente a la sociedad venezolana y a Latinoamérica.
Krauze revela que Chávez primero quiso ser beisbolista y parecerse a un célebre deportista, para luego acuñar la fábula de que es la reencarnación de Ezequiel Zamora, un prócer venezolano, lo cual explica su actitud siempre delirante. Pero el libro también relata que Chávez ha deformado la historia de su país, sirviéndose de Bolívar, sobre cuya gloria ha montado una estrategia heroica para sustentar un mandato donde él lo es todo. Por eso detesta abiertamente al ex presidente venezolano Rómulo Betancourt, cuya memoria ha ultrajado con ordinariez.
En contraste con el odio por Betancourt, la adoración de Chávez por Fidel Castro, de quien se cree su sucesor, lo ha hecho incurrir en errores costosos, como el auspicio de las fracasadas misiones alimenticias y médicas, las últimas dirigidas por galenos cubanos que para todo recetan una “pastillita azul” que nada cura pero en cambio enferma. Al decir de Krauze, es la segunda invasión cubana a Venezuela, ésta sí consentida, después de la fallida de 1966.
Se ofrece verosímil la tesis central de Krauze, según la cual Chávez lo que pretende es revivir la monarquía contra la que combatió Bolívar, valido de los petrodólares con los que alineó incondicionalmente a Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Paraguay, para hacer de estos países unos nuevos virreinatos, y de Miraflores, la Casa Real, todo ello desaprovechando la bonanza petrolera, con la que pudo haber encauzado las transformaciones sociales que demanda su país, sumido hoy en la corrupción y enfrentado a una de sus más grandes crisis económicas.
Es útil, pues, leer este ameno libro de Krauze de la “historia presente”.
Pascual Bejarano Guzmán (El Espectador, Colombia, 27.Dic.08)
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