En un libro formidable de reciente publicación, titulado El Poder y el Delirio, de Enrique Krauze, dedicado a tratar de explicar el llamado fenómeno “bolivariano” a través de la biografía de Hugo Chávez, el autor cita una frase de Teodoro Petkoff pronunciada, nos dice, en respuesta a la pregunta que -cada vez más- muchos nos hacemos: ¿Chávez es fascista? Petkoff, que estuvo en la guerrilla, proviene de una familia de comunistas europeos y colaboró con Chávez, responde: “Chávez no es fascista, pero tiene elementos fascistoides: el culto al líder providencial; a la tradición y a la violencia; la manipulación de la historia para fines políticos, el desconocimiento de la legalidad y las formas republicanas en nombre de la voz popular, su presencia permanente y opresiva en los medios, el discurso brutal y agresivo contra el adversario, que eso sí es nazi y que proviene de Carl Schmitt, el teórico nazi para quien la ecuación fundamental de la política es amigo/enemigo.
Y Chávez para los enemigos: ni pan, ni agua (ni justicia, decía en consonancia nuestro Juan Domingo Perón)”. Parece mentira, pero buena parte de esa horrenda descripción podría corresponder a cualquiera de los “líderes bolivarianos” de la región. A Morales, Correa, Ortega, o a los propios Kirchner. Ocurre que todos están “cortados con la misma tijera”. Tienen un común denominador político: que supone “usar” la democracia para tratar de destruirla, a través de la manipulación más burda. Y también uno moral: para estos “líderes” no hay límites de ninguna especie para nada y la verdad es simplemente lo que ellos nos dicen que es. Por ende, mentir está permitido, después de todo sin otra verdad que la propia, ¿qué es la mentira? Muy simple: o la realidad o la opinión de los demás.
Las similitudes en el andar son poderosamente llamativas. Tanto, que se confirma a cada paso aquello de que “Dios los cría”. Si usted todavía no lo ha advertido, simplemente dedíquese a seguir lo que cada uno de esos líderes hace y dice, y se convencerá rápidamente de que ellos son simplemente lo mismo, con muy pequeñas adaptaciones que están naturalmente exigidas por el medio en el que cada uno de ellos actúa.
Emilio J. Cárdenas (Economía para todos, Argentina, 5.Ene.09)
No hay comentarios:
Publicar un comentario